martes, 17 de junio de 2008

CARTA A JORGE VIVANCO DE DIARIO EXPRESO

Estimado Sr. Vivanco,

Acabo de leer, con resignación y cierto grado de decepción, debo admitirlo, su columna titulada “A Solca le tocó el turno”. Le tenía, y le tengo, pues un episodio aislado no debería ser motivo de absolutización de criterios, por un gran periodista, de ahí mi decepción al leer el primer párrafo de la columna mencionada. Me permito la licencia de reproducirlo para poder analizarlo con algo más de sosiego:

“El llamado socialismo siglo XXI nació como respuesta a los abusos y excesos de la globalización neoliberal, que trataba de poner al proceso económico en manos de las empresas; para ello, se redujo al máximo las funciones del Estado, organismo que, como se sabe, debe realizar el papel de vigilante y de morigerador en el juego legítimo de los intereses de los ciudadanos para evitar abusos o solucionar diferencias. El neoliberalismo en su etapa globalizadora proclamó un principio que es modelo de inequidad y, por lo mismo, de voracidad: las empresas gobiernan, los gobiernos gestionan; este principio proclamado en Davos, abrió ancho campo para la concentración de riquezas y en pocas manos, y la extensión de la pobreza en todo el mundo.”.

Resulta incomprensible que caiga Ud. en falacias, tan atroces como las que menciona, y tenga la indiscrección de exponerlas publicamente. No le considero una persona desinformada, así que, aparentemente, sólo me cabría pensar que hace Ud. este ejercicio de distorsión de la realidad con un propósito voluntario de desinformación.

Afirmar que el llamado Socialismo del Siglo XXI, que ni sus supuestos progenitores saben qué es, nació como respuesta a los abusos y excesos de la globalización neoliberal, que trataba de poner al proceso económico en manos de las empresas es difamante. En primer lugar, el liberalismo, y el neoliberalismo (que en principio resultaría una versión más moderada que la versión del Liberalismo original, ya que admite una participación más intrusiva del Estado) NUNCA ha tratado de poner el proceso económico en manos de las empresas, sino de los INDIVIDUOS (personas de carne y hueso, como Ud. y como yo, que ejercitan su VOLUNTAD a la hora de realizar transacciones económicas con otros individuos y/o entidades). El Socialismo, del siglo que a Ud. le venga en gana, se basa en concentrar esas decisiones de forma coercitiva en manos del Estado: fabuloso Ente que sabe lo que le conviene a sus ciudadanos y por ello se lo IMPONE. En segundo lugar, este argumento de acción-reacción que Ud. propone, identificando el parto del Socialismo del Siglo XXI con una respuesta a los abusos y excesos de la globalización neoliberal resulta tan abominable como culpar a los ingenios azucareros de que exista obesidad. ¿De qué supuestos abusos y excesos habla Ud.? ¿Cuál es ese periodo histórico que Ud. denomina Globalización Neoliberal? ¿Cuándo se produjo?

Insistiendo, supongo que para dar mayor validez a su afirmación, continúa Ud. con la frase, lapidaria donde las haya, “El neoliberalismo en su etapa globalizadora proclamó un principio que es modelo de inequidad” y se queda Ud. más ancho que largo añadiendo “las empresas gobiernan, los gobiernos gestionan”. Adereza su argumento, para darle brillantez detectivesca, identificando a los culpables de tal atrocidad, diciendo que dicho principio fue “proclamado en Davos”, y termina de llenarse de gloria con la frase definitiva: “abrió ancho campo para la concentración de riquezas y en pocas manos, y la extensión de la pobreza en todo el mundo.” Monumental, Sr. Vivanco, ha estado Ud. Monumental como el Estadio de Barcelona...

El malintencionado argumento del modelo de inequidad, que atribuye que la riqueza debe repartirse en partes iguales, es tan indefendible que resulta cómico ver como salta a la palestra una y otra vez. No hay nada más injusto que tratar a todos por igual, Sr. Vivanco, y Ud. lo sabe. Parafraseando el magnífico tango de Don Enrique Santos Discepolo: ¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador! ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao. El Liberalismo, como el sentido común y seguramente Ud. mismo, defiende el derecho de cualquier ser humano a prosperar de acuerdo a sus méritos, dentro de la legalidad y sin abusar de ningún otro ser humano. ¿Por qué los columnistas de un diario ganan más que el prensista que lo imprime, o que la persona que le sirve un café? El modelo de libre mercado es el más adecuado para definir la distribución de la riqueza porque es el más JUSTO. Repartir la “riqueza” de forma equitativa suena muy interesante, pero difícilmente se puede argumentar como un modelo JUSTO.

Cuando Ud. menciona que, en el modelo Neoliberal, “las empresas gobiernan, los gobiernos gestionan” , insiste en publicitar el error, malintencionadamente proclamado por los defensores del socialismo recalcitrante, de identificar el Liberalismo con una suerte de Corporativismo. Ningún verdadero liberal cambiaría la dictadura de los Estados para sumergirse en una supuesta dictadura de las Empresas. Lo grandioso del modelo es que es el individuo el que decide lo que desea. Ninguna Empresa puede imponer al individuo que compre sus productos o les entregue su dinero de forma obligatoria, como hacen los Estados. Ni la Coca Cola, ni Mac Donald’s, le pueden obligar a comprar sus productos, Sr. Vivanco. Ud. decide, voluntariamente, si los adquiere o no. Bajo el modelo Liberal, las empresas NUNCA Gobernarán. Las Empresas eficientes que, por cualquier motivo, logren que, un número suficiente de individuos, elija consumir sus productos, sobrevivirán por encima de las ineficientes. El modelo es “cruel”, de serlo, con las Empresas Ineficientes, no con los ciudadanos.

Pregonar que ese, demostradamente antiliberal, principio del “Gobierno de las Empresas” fue proclamado en DAVOS (supongo que se refiere Ud. al World Economic Forum) resulta inequívocamente malvado. Le solicito, formalmente, que me haga llegar el documento dónde dicho Forum proclama tal principio. El World Economic Forum está comprometido con la mejora del estado del mundo mediante la unión de líderes de los sectores público y privado y de la sociedad civil en asociaciones en las que determinan sus agendas globales, regionales y sectoriales. Si Ud. considera que las iniciativas desarrolladas por este Forum, como el, seguramente diabólico, premio del “Social Entrepreneur of the Year”, o la, sin duda perversa, “Global Education Initiative” o la terriblemente abusiva, “Global Health Initiative” o la explotadora “Energy Poverty Alliance”, entre otros de los muchos proyectos desarrollados por el WEF, son formas truculentas y sibilinas de intentar imponer el sometimiento de las naciones al poder corporativo, entonces no me quedará más remedio que reconocer que ese es el propósito de dicho Forum. Resulta absolutamente delirante que Ud. le atribuya a una entidad privada (financiada por contribuciones VOLUNTARIAS de sus miembros y participantes en sus seminarios) con un presupuesto de apenas 100 millones de dólares (cuatro veces inferior al presupuesto del Real Madrid Club de Fútbol), la capacidad de controlar la Economía planetaria. Si esto fuese así, bastaría con que nuestro Gobierno Benefactor de la Revolución Ciudadana, se inventara uno de esos Nuevos Ministerios que tanto entusiasman al Presidente, el de “Control de la Economía Globalizada”por ejemplo, que podría ser encabezado por el polifacético y multifuncional ministro Patiño, asignarle un presupuesto de $100 millones, y comenzar a dictar los designios de la economía del mundo. Siempre me ha resultado graciosa la forma que tenemos en Latinoamérica de culpar de nuestros males a cualquier tipo de perverso ente externo. Supongo que es más fácil eso que asumir nuestra total incompetencia para resolver nuestros problemas.
Por último, afirmar que ese principio que Ud. atribuye al WEF, abrió ancho campo para la concentración de riquezas y en pocas manos, y la extensión de la pobreza en todo el mundo es el colmo de la distorsión. Desconozco cuales son las estadísticas que Ud. maneja para hacer esta afirmación, pero me temo que no pasarían el tamiz de cualquier análisis mínimamente riguroso. Está demostrado que la pobreza se ha reducido al tiempo que la riqueza ha aumentado. Nunca antes en la historia ha existido, en el mundo, un nivel inferior de pobreza como en la actualidad. De hecho, si la pobreza no ha disminuido en mayor medida, ha sido porque todavía existen enormes distorsiones provocadas por el intervencionismo de los gobiernos. Es de ignorantes afirmar que la “globalización” ha extendido la pobreza en todo el mundo, cuando es exactamente lo contrario. Pregúntele a cualquier trabajador de una multinacional establecida en asia, o a los miles de desempleados que desearían estar en la posición de ese trabajador “explotado vilmente” por la multinacional mencionada, si cree que su situación es peor por culpa de que una fábrica extranjera se dedique a hacer, en su país, calzoncillos para el primer mundo.

Estimado y admirado Sr. Vivanco, le pido que no pase a engrosar el nutrido club de la mediocridad periodística que denuncia, no sin razón, el Presidente de la República, y ejerza su profesión con el criterio que he observado en multitud de ocasiones en sus artículos de opinión. El resto de la columna de hoy, demuestra cómo las tésis opuestas al liberalismo pueden perjudicar enórmemente a una institución social de innegable valor como SOLCA. Le pido que, al expresar su criterio, lo haga con firmeza, informado y sin caer en tópicos y estereotipos viciados de falsedad como, lamento decirlo, le ha sucedido en esta ultima columna. Su opinión, así no coincida con la mía, siempre resultará enriquecedora del debate y nos permitirá evitar caer en el monopolio del pensamiento único.

Le reitero mi admiración y respeto

2 comentarios:

Libertario dijo...

Este es otro problema del país la supuesta "oposición" esta igual o mas desinformada que el gobierno de las alternativas al estatismo populista.

Juan Montalvo dijo...

No es “otro” problema, es el principal. Si nuestra prensa estuviese más informada y fuese verdaderamente crítica del poder, político o económico, el país estaría en una posición mucho más respetable. Lamentablemente, luchamos contra décadas de control del sistema educativo por parte de la izquierda del más rancio MPDismo y las mentes de nuestros intelectuales han sido viciadas desde la infancia con ideas distorsionadas de la realidad. Esperemos que el internet, redistribuyendo el poder a la periferia, consiga cambiar esta tendencia.

Gracias por tu comentario.

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