Correa en la 9 de Octubre Rodeado de...
¿Admiradores con terno café y gorra de plato?
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He recibido un mail en el que una persona, a quien he llegado a apreciar, me pide que "modere" el tono de mis posts. Me indica que con los calificativos que uso al describir las declaraciones de Correa estoy “contribuyendo a regar el odio” que trato de combatir. Que los títulos de los posts son “demasiado sensacionalistas” y que estamos en un momento en que debemos “sumar esfuerzos” por el bien del Ecuador. Me ha dejado pensativo…
Se me pasó por la cabeza publicar el mail íntegro para ver cuantos de los lectores coinciden con esa opinión, pero el hecho de que la critica se hiciera vía mail y no vía comentario en el blog, demuestra el carácter privado que quiso darse al mensaje, y yo, respetuoso que soy de estas cosas, no voy siquiera a solicitar permiso para publicarlo, peor hacerlo sin permiso expreso del autor o autora.
Sin embargo, considero necesario aclarar ciertas cuestiones para todos los que piensen de esa forma sobre mis posts y para los lectores en general:
1.- Si bien me considero apasionado, impulsivo y artificiosamente ampuloso en el ejercicio de la palabra escrita, procuro mantenerme apegado a la verdad y al significado literal y retórico de los términos que utilizo;
2.- Creo que rebatir y desenmascarar, dando una interpretación literal y enfatizando en los trucos que VILMENTE UTILIZAN, a los políticos que nos malgobiernan no sólo NO contribuye a “regar el odio” (esto de regar el odio me ha calado hondo de verdad), sino que lo combate. Quedarse callado o actuar con tibieza ante evidentes actos de infamia resultaría cobarde y contraproducente para todos.
3.- Juzguen Uds. si creen que soy exagerado al pensar que estamos presenciando una campaña de odio, y escuchen las gravísimas palabras LITERALES de boca del mismo Sr. Correa:
CORREA: “…ya por favor no nos engañemos: hablemos la verdad. No existe tal modelo de desarrollo exitoso en Guayaquil. Lo que ha existido es un fuerza política, económica, social, informativa que ha puesto de rodillas, ha controlado todos los gobiernos y a succionado recursos para sus intereses PERJUDICANDO AL RESTO DE LA PATRIA…”
Hagamos una pausa. ¿Quieren, de verdad, que me quede callado ante ese comentario? ¿Alguien piensa, sinceramente, que esa declaración no fomenta el regionalismo más atroz y el odio hacia Guayaquil? Si esas palabras hubieran salido de un político serrano: ¿Cuál sería la reacción de la progresía guayaquileña?
Tratando de justificar lo injustificable, habrá defensores del sembrador de vileza que opinen que Rafael se está refiriendo al Partido Social Cristiano y que soy yo el que comete un error al personificar ese partido con la ciudad de Guayaquil, pero estarán equivocados. Les doy varios motivos:
Correa es quien intenta identificar un “falso” progreso de Guayaquil con los “intereses particulares” de una “fuerza política”, tratando, siempre, de buscar culpables a quien acusar de los males del país. En este caso, y tal como era su propósito cuando quiso distorsionar la realidad del financiamiento del Malecón 2000, quiere vendernos el cuento de que si Guayaquil ha disfrutado de cierto progreso, esto se ha producido porque se lo ha quitado al resto del País. De esta manera, el progreso de Guayaquil deja de ser el motor económico de la Nación para, desde la turbia perspectiva Correísta, pasar a ser, nada menos que, una especie de vampiro que ha vivido engordando a costilla del resto.
Basta repasar las cifras de aportes tributarios de Guayaquil para darse cuenta de que el caso ha sido exactamente el contrario. No es ni siquiera necesario repasar esas cifras, a simple vista se puede observar cual ha sido el flujo migratorio interno en el país. Los ecuatorianos han migrado a la ciudad que les ofrecía más oportunidades de progresar. Tratar de culpar al progreso de la ciudad que los acoge de la falta del mismo en sus lugares de origen resulta tan absurdo como acusar a España o Italia, por ser receptores de migrantes ecuatorianos, de los despropósitos de nuestros gobernantes.
Sigamos escuchando la sarta de falsedades distorsionadas del primer mandatario:
“…Y la principal perjudicada con esas políticas de corto plazo, ha sido la propia Guayaquil, porque con la INEQUIDAD REGIONAL ¿Qué ha hecho? Olas de inmigración. Y ahí tenemos la serie, kilómetros de kilómetros de barrios marginales que afectan a la propia Guayaquil, a la gente que vive en esos barrios que no tiene agua potable, que no tiene alcantarillado, y darle esos servicios es costosísimo…”
“…si hubiese habido un desarrollo más armónico, Guayaquil no tendría los barrios marginales que tiene en estos momentos, por favor. ¿Acaso esa gente es loca para querer dejar a su Naranjal, a su Bucay, a su Tenguel, a su tierra tan querida, e ir a instalarse en Guayaquil? No. Lo hacen por necesidad, porque allá no han tenido carreteros, no han tenido teléfono, no han tenido luz eléctrica, nada… Entonces, ojalá entiendan que la principal perjudicada con ese modelo de desarrollo, entre comillas, que ahora quieren hacerlo parecer como exitoso y ha sido tan solo la IMPOSICIÓN DE LA FUERZA, ya, la LEY DEL MAS SABIDO, etc. La principal perjudicada ha sido Guayaquil… ¿Y estos hablan de centralismo?”
¿”Con la INEQUIDAD REGIONAL qué ha hecho”? De nuevo el portento de podredumbre intelectual aflora por lengua y gracia del Sr. Correa Delgado. De acuerdo a su infinita sabiduría, debemos entender que la Inequidad Regional la ha causado Guayaquil y su modelo de desarrollo. Pero que, al maquiavélico plan urdido por las élites oligarcas del puerto principal buscando vivir de grateche explotando al resto de los ecuatorianos quienes, por filantropía o enajenación mental, se someten al esclavismo, para que, en Guayaquil disfrutemos de un ostentoso e insultante nivel de vida, le ha salido el tiro por la culata porque cómo no les dejábamos progresar en sus pueblos, han decidido vengarse trayendo la miseria al cinturón de pobreza que rodea la ciudad. Se hacen imprescindibles algunas aclaraciones:
1.- El migrante interno viene a Guayaquil porque es la única ciudad que le ofrece, al menos, oportunidad de progresar, y lo hace con los brazos abiertos. El migrante campesino, cuyo único activo son sus ganas de trabajar y su propia habilidad conoce perfectamente dónde se valoran sus características como trabajador. Molesta decirlo pero para el migrante del campo, ciudades como Quito que apenas abren su espacio para pseudo intelectuales, aspirantes a pequeñoburgueses, funcionarios o burócratas (¿en qué ciudad trabajaba el Rafa este antes de ser ministro?), no existe un futuro, mientras que, en Guayaquil, sienten que se aprecia el espíritu emprendedor y las ganas de progresar por encima de valoraciones académicas.
Adoro Quito (a pesar de su horripilante tráfico y lo mal que preparan el arroz, que siempre queda como reventado y de grano fofo), pero si fuera un campesino sin oportunidades en Esmeraldas, consideraría la opción de ir a "buscarme la vida" a Guayaquil mucho antes que a la capital.
No creo que resulte tan difícil de comprender, pues, la motivación del flujo migratorio interno responde exactamente al mismo patrón que la migración al exterior. La gente no migra hacia Venezuela, o Cuba, sino a países dónde se respeta y se valora la propiedad privada, comenzando por las habilidades de cada uno.
2.- Correa se contradice cuando afirma que la causa de que los habitantes de Naranjal, Bucay o Tenguel abandonen sus bucólicos paraísos reside en que allá no tienen teléfono, electricidad, y luego dice que llegan a los kilómetros y kilómetros de barrios marginales donde siguen sin tener nada de eso. ¿En qué quedamos entonces?
Si no se entienden las causas reales de los movimientos migratorios, si no se comprenden conceptos como beneficio marginal, desarrollo de potencial humano, variedad de oportunidades o libertad para elegir como legítimos anhelos del ciudadano, no llegaremos a ninguna parte. ¿De qué le serviría tener electricidad y teléfono a un muchacho en un poblado perdido en el Puyo, si su deseo y su capacidad es ser diseñador de software, en lugar de campesino como su padre y el Estado Central quieren que sea? Además, ¿desde cuando es responsabilidad de Guayaquil llevar electricidad y teléfono a otros cantones? ¿No son y siguen siendo las telefónicas y las eléctricas empresas del Estado Central? Ahora, además, son sectores estratégicos de competencia EXCLUSIVA e IRRENUNCIABLE para el centralismo constitucional correísta.
3.- ¿“Imposición de la fuerza y la ley del más sabido”? Para Correa esa es la definición de lo que ha sucedido en Guayaquil en los últimos 15 años. Pareciera que el ingrato Presidente pretende, con esa ingeniosa frase, hacernos creer que Guayaquil progresa oprimiendo y estafando al resto del país. Siguiendo con la lógica de que no estuviera criticando a Guayaquil, sino a los Socialcristianos, significaría esto que, si algo de progreso nos ha quedado a los Guayaquileños, este es fruto de las migajas de lo que las élites oligarcas de dicho partido han dejado caer del expolio al que han sometido al resto de los ecuatorianos. Pues casi habría que darles las gracias, porque de no haber sido así supongo que tendríamos que vivir de la caridad de los habitantes de otras provincias, claro.
Y yo me atrevería a preguntar, ¿dónde quedaron los miles de millones de dólares que el Estado Central recibió de los ingresos petroleros, o de los impuestos, antes de que, según la imaginación purulenta y protoclasista del Sr. Correa, los socialcristianos desde Guayaquil lo succionaran con fiereza de bebé hambriento ante pezón desbordante?
Sinceramente, sigo pensando que Correa ha decidido que su asalto al poder pasa irremisiblemente por destruir y enfrentar, fomentando el odio y el rencor, a ricos contra pobres, a izquierdas contra derechas, campesinos contra citadinos, aduladores contra críticos, y ahora a la Patria contra Guayaquil. Le gusta, como diría Alfredo, ser el gran disociador y pescar a río revuelto. Por eso insiste con el discurso del supuesto separatismo, y ahora acusa directamente de la pobreza y las inequidades del país al modelo de desarrollo de Guayaquil.
¿Y quiere que nos quedemos callados, le riamos las gracias o respondamos con tibieza, porque, de lo contrario, seremos nosotros los que estaremos “regando el odio”?