lunes, 11 de enero de 2010

EL EXPLOTADOR


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Imaginemos a un magnate poderoso que maneja un conglomerado de compañías que incluyen industrias, comercios, exportadoras e incluso bancos. Su poder acumulado le ha permitido manejar, a su antojo, sectores políticos, de tal forma que se ha asegurado posiciones de monopolio que le permiten tomar decisiones que afectan al mercado, sin pasar por el engorroso problema de tener que competir con otros empresarios ofreciendo idénticos productos y servicios en condiciones más ventajosas para el consumidor.

Este magnate, lejos de lo que uno pudiera imaginar, es un hombre con muy buenas intenciones, que genuinamente piensa que todo ese poder que maneja le servirá para "hacer el bien" y contribuir al desarrollo de su país para sacarlo de la terrible pobreza que lo azota desde tiempos inmemoriales. Son conocidas sus obras de beneficencia, su afamado altruismo, su "buen corazón" y allá por donde va es recibido en loor de multitudes. Los empleados de sus empresas gozaban de contratos blindados que garantizaban su estabilidad laboral con costosísimas indemnizaciones en caso de despido. El magnate mismo lo había propuesto así con la idea que, de esta forma, sin el stress de la precariedad laboral preocupando sus actividades, éstos podrán concentrarse en su rendimiento laboral, creciendo como profesionales haciendo crecer la empresa.

Repasando sus finanzas, un buen contador le hace notar al magnate que sus negocios sufren pérdidas onerosísimas y que, en breve, su patrimonio no será capaz de responder ante la magnitud de los agujeros deficitarios que se han detectado. Ha intentado camuflar las cifras traspasando recursos de unas operaciones a otras, tapando huecos, apagando pequeños incendios financieros, pero la situación se ha hecho insostenible. O se toman medidas drásticas, o el próximo mes no habrá como cancelar los sueldos de los empleados.

"¿Cómo es esto posible?" pregunta airado y contrariado. "¡Me están robando! Esto no puede ser. ¿Cómo van a perder dinero mis empresas si no compito con nadie? Con todo lo que exportamos en divisa, ¿no obtenemos recursos ni para pagar sueldos? Debe ser un problema temporal de liquidez. ¿Qué podemos hacer?"

El contador sabía que no se trataba de un asunto transitorio y puntual. Tenía pruebas de evidentes casos de corrupción en todos los niveles de las compañías, desde directivos y ejecutivos, hasta bodegueros y choferes pasando por mandos medios. También poseía informes que demostraban niveles de productividad ínfimos. Los empleados, sabiendo que sus puestos estaban asegurados y sin la necesidad de competir contra otras empresas, carecían de incentivos para mejorar su rendimiento. Incluso los más esforzados y responsables, obtenían rendimientos pobrísimos. La mediocridad reinaba tanto como la corrupción.

Adicionalmente, los costos eran muy complicados de definir. Casi todo lo que las empresas compraban, por norma interna expresa, lo adquirían de otras compañías dentro del grupo, las cuales, a su vez, definían sus costos basados en las compras realizadas dentro del conglomerado. Se definían unos márgenes operativos estándar, operando en base a supuestos costos de producción, no a leyes de mercado tomando en cuenta oferta y demanda. A falta de competencia se dejó de generar riqueza para generar "inflación" recirculando ingresos de unos a otros con márgenes predefinidos de forma artificial.

Acabar con la corrupción, la mediocridad y el caos se antojaba una tarea titánica. Además, no era este el momento de plantear soluciones que necesitarían de plazos largos y costos inasumibles para demostrar su efectividad. El problema de los sueldos era inminente.

"¿Cuánto necesitamos?" preguntó el magnate.

"A grandes rasgos, Señor, necesitaríamos multiplicar por 2 nuestros ingresos para hacer frente a las obligaciones."

"¡El Doble! Eso es imposible. ¿De dónde vamos a sacar el doble de dinero en tan poco tiempo? Y además, esto sólo solucionaría el problema por un mes. Al mes siguiente estaríamos en las mismas. Ni siquiera endeudándonos podríamos hacer frente a esto."

"Existe una posibilidad, jefe, que sería una solución más perecedera."

"¿Cual?"

"Reducir todos los costos a la mitad, empezando por los sueldos."

"Pero eso significaría dejar sin empleo a la mitad de los trabajadores, o hacer más pobres a todos. La gente no podrá enfrentar el nivel de vida que tienen. Las deudas adquiridas, las compras que quieran hacer después, no les va a alcanzar. Además, nadie va a aceptar que le bajen el sueldo a la mitad. Y los otros costos no relacionados con los sueldos seguirían igual."

"La gente se terminará acostumbrando, jefe, como a los apagones. Claro que, en realidad, lo ideal sería que le pegue un telefonazo al ministro y que la moneda se devaluara. De esta forma, como casi todos nuestros ingresos son en divisa, nuestra capacidad de pago en moneda nacional se multiplicaría por dos de forma instantánea. Bien posicionados en divisa, los dineros depositados en nuestros bancos pasan a costarnos la mitad, recapitalizando de golpe las entidades financieras del grupo, lo que nos daría chance para tapar huecos y seguir operando... Y todo con una simple llamada telefónica..."

¿Qué pensaría la opinión pública de un personaje tan infame como este "empresario"?



Recordemos lo que el mentor de Correa decía en Febrero 2009:



Hace unos días celebramos el décimo aniversario de la implantación del dólar americano como moneda nacional, arrancando de las zarpas de políticos incapaces, bien o mal intencionados, la posibilidad de empobrecernos a todos, licuando nuestros ahorros y nuestros ingresos con devaluaciones, para ocultar el fracaso de sus actos.

Curiosamente, en estos días, el engendro abominable que lleva a Venezuela al cadalso de la miseria desde hace 11 años, ha devaluado el Bolivar Fuerte, que al parecer, no era tan musculoso como creían.

En el año 1998, Venezuela tuvo un tipo de cambio Bolivar vérsus Dólar de 564 Bolívares por dólar. En Febrero de 1999, el Coronel Golpista Chávez toma el poder. En el 2000, un año después, 669 bolívares compraban un dólar USA.

En el 2002 se establece una política de control cambiario por parte del famoso CADIVI. No pareció irle muy bien el tema porque, en el 2003, el banco de Venezuela fijó un tipo de cambio de 1600 bolívares por dólar, un 283% de devaluación desde que Chávez subió al poder. Un tipo de cambio, además, super restrictivo, limitando las cantidades de dólares que los Venezolanos podían adquirir a precio oficial, monopolio que maneja el Estado Chavista.

Con todo, las políticas de dispendio derrochador y destrucción del aparato productivo venezolano, generaron una galopante inflación que hacían insostenible el artificial tipo de cambio oficial, así que el 7 de marzo del 2007, deciden quitarle 3 ceros a la moneda, y aprovechan para hacer otra devaluación, estableciendo el Bolivar "Fuerte" (perdonen pero acá debo hacer una pausa para reírme un rato de la ocurrencia del nombre y para preocuparme del pobre libertador que debe estar retorciéndose en su propia tumba ante tanta infamia cometida con su buen apellido); a un cambio de 2,15 bolívares "fuertes" por cada dólar. Las restricciones a la adquisición de divisa continuaron, aún más agobiantes.

El mercado negro paralelo, como no podía ser de otra manera, emergió boyante ofreciendo tarifas más de acuerdo a la economía real Venezolana, aunque, infladas por los problemas que conlleva actuar desde la ilegalidad, a niveles de 7 bolívares fuertes por cada dólar. Cuando un bien es apetecido y se hace artificialmente escaso, invariablemente sube de precio.

Hace unos días, el INUTIL PAYASO que tiraniza a la hermana República de Venezuela, tomó la infame decisión de empobrecer a todos sus compatriotas dividiendo su capacidad de compra por la mitad, para poder usar su monopolio del dólar en el financiamiento de su pesadilla socialista.

Jamil Mahuad me parece un personaje nefasto, por pusilánime, corrupto y poco capaz, pero le doy gracias por haber tomado la decisión de arrebatar de las peludas zarpas de los idiotas que el poder político, invariablemente, atrae, la capacidad de jodernos la vida y la propiedad mediante el uso de monedas "Soberanas" (valiente idiotez: como si el ser Ecuatoriano tuviera algo que ver con qué moneda utilizo para hacer mis intercambios libres con otros ciudadanos). Seguirán jodiendo, de eso no cabe duda, pero ya nunca más con eso.

Todavía hay idiotas que piensan que sería bueno unirnos en una moneda de la ALBA con atorrantes anormales dirigiendo la política monetaria de todos. ¿Se imaginan cambiar de dólar a Huecos (Por Hugo, Evo, Correa y Ortega) "Fuertes" supongo?

Nuestro país es joven. Un altísimo porcentaje de la población que hoy tiene derecho a voto no conoció las infamias de las devaluaciones de la era Sucre. Por eso corremos el riesgo que les acaramelen la oreja con MENTIRAS sobre supuestas maldades de vivir dolarizados, o peor, FALACIAS sobre las supuestas ventajas de tener una moneda propia.

A los que sí vivimos aquellas épocas infames, nos toca explicar a los más jóvenes la verdad sobre aquella época, para que no se repitan. No debemos permitir que felonías y atrocidades monetarias, como las que acontecen en Venezuela, vuelvan a ser el pan nuestro de cada día. PROHIBIDO OLVIDAR.


Para aliviar tensiones y reirnos un poco:



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