
Precisamente, su olfato hiperdesarrollado, juega un importante papel en su vida. Por él se guía para detectar, a favor de viento, posibles depredadores, husmear en el ambiente las feromonas de las hembras en celo, y percibir el dominio de los territorios. Como otros mamíferos marca sus terrenos de una manera escatológica, señalando, con abundante orín, puntos estratégicos de sus extensos dominios. Precisamente, el enorme tamaño del área dominada por un macho alfa, y posiblemente la escasez de recursos hídricos que le obligarían a estar bebiendo constantemente para poder miccionar su feudo con solvencia, ha obligado al rinoceronte macho, a desarrollar una curiosa pero efectiva forma de marcar las hectáreas bajo su control: Cuando defeca, aprovecha para pisotear sus heces, asegurándose de untar sus unguladas extremidades abundantemente para, de esta práctica forma, dejar huella olfativa de su presencia con cada uno de sus pasos.
Esta curiosa praxis fronterizadora, fruto de millones de años de proceso evolutivo, es, sobre todo, una forma de avisar a sus posibles rivales sobre su fortaleza. Una manera de decir: Aquí mando yo, y ándate con ojo que soy grandote y cagón. Aparentemente, entre los rinocerontes, defecar copiosa y pestilentemente es señal de mucho y temible poderío físico.
Dentro de la especie humana, encontramos, también, comportamientos rinoceronticos. Los Homo Rinocerónterus forman una subespecie de humano. Especímenes enormemente contradictorios capaces de combinar la soberbia con un discurso en el que se declaran bondadosos (¿?), supuestos defensores de la descentralización que centralizan (¿?). Sabiéndose totalitarios, se dicen amantes de la democracia (siempre que no sea excesiva, claro) (¿?). Siempre prestos a combatir la corrupción, eliminando organismos que la controlan (¿?), economistas que aborrecen el mercado (¿?), desdolarizadores defendiendo la dolarización (¿?), católicos en contra de la doctrina de la iglesia (¿?), insultadores con infinito amor…
Como no podía ser de otra manera, la Pacha Mama rara vez se equivoca, los Homo Rinocerónterus, frecuentemente comparten, además del carácter contradictorio, otras costumbres con los rinoceróntidos. Un ejemplo rotundo lo encontramos en la apestosa pero efectiva manera de marcar el territorio dando señales escatológicas para amedrentar a rivales, opositores, y fauna diversa. Son habituales el uso y abuso de gruñidos en forma de violencia verbal dirigida indiscriminadamente tanto a hombres como a mujeres. No faltan las demandas judiciales a medios de prensa. Abundan las amenazas, los artificiosos golpes de efecto mediático, y la extorsión como elemento de negociación. Señal ciertamente fétida pero inequívoca de lo que se está dispuesto a hacer, es enviar fuerza bruta armada enfrentarse con civiles desarmados. No sé si es propio de rinocerontes, pero estos rinoceróntidos humanos, en ocasiones, también demuestran su fortaleza atacando a ciertos miembros de su camada con fiereza como diciendo: “si esto es lo que soy capaz de hacerle a mis amigos, imagínate lo que tengo preparado para los que estén contra mí."
Como cabía esperar, existen diferencias notables entre el rinoceronte y el Homo Rinocerónterus. El Rinoceronte, con todos sus defectos, es un animal NOBLE que usa su fuerza para defenderse, y sólo ataca cuando se siente amenazado. El Homo Rinocerónterus demuestra su enorme villanía, la inmensidad de su vileza y lo profundo de sus complejos más ocultos ejerciendo su poder desproporcionadamente contra personas que no tienen como defenderse.