
Debo agradecer a el visitante conocido como El Vinicio Alborada (en adelante “EVA”) y a sus ramificaciones mutantes, por insistir en que dé a conocer mi intención de voto. En algunos comentarios insisten en unificar el voto “anticorreísta” en esta o aquella candidatura para mejorar las posibilidades de obtener resultados favorables a cada tendencia. Se sugiere esta alternativa con la soterrada intención de hacerme aparecer como vendido a tal o cual lista o partido por encima de mis convicciones ideológicas. Es una estrategia burda, fofa, zafia y ramplona, como corresponde al nivel ético y personal esgrimido por estos devotos del Correísmo que tienen la amabilidad de enriquecernos con sus babuchadas.
Hasta ahora, no le había prestado demasiada atención a la elección de las diversas dignidades en liza el próximo 26 de Abril y pensaba elegir individualmente a los candidatos de mi preferencia de acuerdo, repito, a mis convicciones ideológicas, buscando que los MEJORES, los más preparados y capaces, obtengan los puestos más adecuados.
En aras a comprender de qué manera se valida mi voto, sobre todo en lo concerniente a Asambleístas, nacionales y provinciales, acudí a la web del Poder electoral a informarme, como corresponde a todo ciudadano bienintencionado, y me encontré con el siguiente reglamento:
CAPÍTULO DÉCIMO OCTAVO
Asignación de Dignidades
Donde se eligen tres (3) o más dignatarios,
se seguirán los siguientes pasos:
a) Se sumarán los votos alcanzados por
los candidatos de cada una de las listas;
b) Estos resultados se dividirán para
la serie de números 1, 3, 5, 7, 9, 11…
hasta obtener tantos cocientes como puestos por asignarse;
c) Los cocientes obtenidos se ordenan de mayor a menor;
se asignará a cada lista los puestos que le correspondan,
de acuerdo a los más altos cocientes;
Asignación de Dignidades
Donde se eligen tres (3) o más dignatarios,
se seguirán los siguientes pasos:
a) Se sumarán los votos alcanzados por
los candidatos de cada una de las listas;
b) Estos resultados se dividirán para
la serie de números 1, 3, 5, 7, 9, 11…
hasta obtener tantos cocientes como puestos por asignarse;
c) Los cocientes obtenidos se ordenan de mayor a menor;
se asignará a cada lista los puestos que le correspondan,
de acuerdo a los más altos cocientes;
Nota: por error se había omitido lo siguiente:
d) Si fuese el caso que cumplido el procedimiento anterior todos los
cocientes corresponden a una sola lista, el último puesto se lo asignará a
la lista que siga en votación.
e) En caso de empate, se procederá al sorteo para definir la lista ganadora
del puesto.
f) Los escaños alcanzados por las listas serán asignados a los candidatos
más votados de cada lista.
cocientes corresponden a una sola lista, el último puesto se lo asignará a
la lista que siga en votación.
e) En caso de empate, se procederá al sorteo para definir la lista ganadora
del puesto.
f) Los escaños alcanzados por las listas serán asignados a los candidatos
más votados de cada lista.
Permítanme traducirles lo que este esperpento manido de capítulo significa en idioma comprensible: “EL PLANCHAZO YA ES DE TODOS”. Pongamos un ejemplo para entendernos mejor:


Todo lo que se le criticó a la Partidocracia y sus vicios, el juego mañoso y vomitivo al que nos acostumbraron, el lleve continuo y descarado en el reparto de dignidades, todo aquello que pensábamos que era necesario cambiar de la apestosa ley electoral que desembocó en un sentimiento de falta inescrupulosa de identificación entre los ciudadanos y el órgano legislativo, todo eso, lejos de desterrarse, se ha elevado a los altares de la práctica política.
Nos montan un circo absurdo de candidatos individuales, equidad de género, se gastan millones de dólares en pantomimas como las elecciones primarias y demás paparruchas, para luego imponer un sistema que favorece a la más rancia de las costumbres partidocráticas: El Voto En Plancha.
La Revolución Ciudadana ha revolucionado tanto que ha llegado, de nuevo, al punto de partida (es lo que tiene revolucionar en lugar de evolucionar). Los 300 millones de dólares y 9 meses de incertidumbre y desasosiego, tirados al tacho de la historia, al estercolero de la infamia, al lupanar de la burla y la deshonra. ¡Qué ASCO!