JUNTOS PODEMOS

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Ecuatoriano,

Tú, que votaste por el cambio. Tú qué quieres un Ecuador nuevo, altivo y soberano, de gente noble, orgullosa, gente buena de manos limpias. Tú que miras el futuro con ilusión. A ti, que amas este maravilloso país que te vio nacer, a ti que deseas ser testigo de un cambio de época, un tiempo dónde todos tengamos la oportunidad de vivir mejor, a ti me dirijo.

Yo sé quién eres, te conozco. He visto tu mirada limpia, tu sonrisa ancha, tus ganas de trabajar, tus anhelos. Yo también me siento engañado, frustrado por la impotencia de ver como todos nuestros esfuerzos chocan siempre con la inagotable ambición y los estúpidos intereses de los arribistas que viven enganchados a la teta del Estado. A mí también me duele saber que han querido aprovecharse de la inagotable generosidad de nuestra gente para robarnos, para llenarse los bolsillos sin importarles un carajo nuestro bienestar o el futuro de nuestros hijos.

A ti, compañero, a ti compañera, a ti te hablo.

Mira dentro de ti. Quiero que busques en tu corazón y me respondas cuestiones que no logro comprender:

Explícame cómo podemos construir un Ecuador Mejor sembrando el odio, porque yo, en mi ignorancia, no lo veo posible. Quiero que me cuentes cómo hace un servidor público para insultar a sus mandantes, a los ciudadanos, sin ofender, él mismo, la “majestad” de su cargo. Quiero que me recuerdes en qué parte de nuestro voto le estábamos dando al Presidente la potestad de usar su posición para ofender siquiera a uno solo de nuestros compatriotas. Convénceme para creer que una muchacha se lance contra un aguerrido policía sin provocación previa. Te pido que me expliques por qué unos jóvenes que van a una manifestación con el objetivo de agredir a un mandatario lo hacen a cara descubierta con trompetas y tambores en sus manos. Por favor, explícame cómo se enseña tolerancia usando una cadena nacional diaria, pagada por todos, para poner la versión parcializada de un hecho sin permitir que otros involucrados tengan el mismo espacio sin costo para contar la suya.

Quiero que me expliques cómo se puede invitar a DEBATIR CON IDEAS llamando MAJADERO a quien estás invitando.

Sobre todo, quiero que me enumeres QUÉ PODERES ESOTÉRICOS USÓ LA OLIGARQUÍA para lograr que de la boca de Rafael Correa salieran palabras como MAJADERA, MAJADEROS, VIEJA PELUCONA, ENANO, CARETUCO, BESTIA, HORROROSA, IDIOTA, dirigidas a ciudadanos ecuatorianos mientras ejercía sus funciones como Presidente de la República. Yo, sinceramente, no alcanzo a entender cómo lo hicieron.

Mira dentro de tu corazón. Tú querías que el Estado devolviera a los ciudadanos el poder que nos había arrebatado. Eso no se puede lograr dándole más poder al Estado. Tú sabes que hay que reducir el tamaño del botín político, para que tengan menos interés en robarnos. ¿No te resulta sospechoso que estén proponiendo aumentarlo?

Tú sabes que el camino al que nos llevan no es la solución. No dejes que te convenzan de qué es el único camino. No lo es.

Yo sé que aborrecerías votar lo mismo que la partidocracia, lo mismo que la oligarquía. Yo también lo aborrezco, pero mi conciencia no me deja votar a favor de un gobierno con más atribuciones, a favor de concentrar el poder en menos manos, en manos de una persona que da muestras continuas de intolerancia y violencia, a favor de aumentar el tamaño de la torta para que siga el saqueo de mi Patria.

La alternativa a Correa no es la oligarquía, ni los mismos de siempre. No dejaremos que eso regrese. Lucharé junto a ti para evitar que suceda. Juntos podemos, enfrentados no. El cambio es irreversible.

No necesitamos una nueva Constitución. Lo poco bueno que tiene la nueva propuesta lo podemos implementar modificando puntualmente la anterior. Si la actual Constitución fuera tan horrenda, estaríamos hundidos en la más absoluta de las miserias después de 10 años aplicando sus dictados. ¿De verdad piensas que estamos peor que en el 98?

Correa no le teme a la Oligarquía, ni la Oligarquía le teme a él. Los dos te temen a ti. Al coraje de tu voz, a la fuerza de tu empeño, al valor de tu palabra, al poder de tu voto.

Apelo a tu responsabilidad, apelo a tu inteligencia, apelo a tu corazón. No seas cómplice del odio. No sigas permitiendo esta infamia. No tengas miedo. Estaré contigo para apoyarte. Construyamos juntos un futuro mejor.

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