Estimado Sr. Paladines,
Acabo de leer su columna titulada "Los Temores de la Derecha" y no salgo de mi asombro ante sus afirmaciones. Cuando dice:
"…‘riesgo país’ no es sino una ficción inventada por los acreedores internacionales para poder cobrar intereses usurarios o para asegurar para sus inversiones utilidades leoninas, generadas en las condiciones más inicuas y vergonzosas para los países receptores."
evita mencionar que ningún país está obligado a aceptar préstamo alguno cuyas condiciones no considere ventajosas o aceptables. Si un país, en condiciones desesperadas provocadas por la inoperancia de sus gobernantes, decide humillarse aceptando intereses de usura, se condena, él solito, a sí mismo. La culpa nunca puede asignársele a los millones de ahorristas que arriesgan su capital y por tanto, tienen todo el derecho a solicitar una retribución por ello. Olvida Ud. que no sólo NO son la causa del problema de ese país, sino que ofrecen una solución parcial, que podrá ser mejor o peor, pero es una alternativa a no hacer nada.
Link al Panfletillo
Cuando prosigue:
"la presión de los acreedores ha conseguido que se incorporen al mismo texto de los contratos, en nuestro caso, cláusulas que pisotean nuestra soberanía y comprometen malévolamente el futuro del pueblo ecuatoriano, como aquella que nos obliga a destinar hasta el 70% de los fondos provenientes de los excedentes petroleros para satisfacer las exigencias de la deuda”
le pido que no demore un instante más y DENUNCIE EN LOS JUZGADOS a los desalmados que aceptaron, sin duda presionados con un arma apuntando a sus cabezas, tan terribles condiciones crediticias. Adicionalmente, le solicito que me haga un préstamo de una importante suma de dinero, sin pedirme a cambio ningún tipo de garantía colateral, modalidad de préstamo que Ud. parece defender, y ya veré si le pago o no.
Que a Ud. le parezca excesivo pedir como garantía, para el pago de un préstamo, que se destine un porcentaje, por elevado que este sea, de los fondos provenientes de los EXCEDENTES petroleros (o sea: de lo que sobra después de que el Estado deudor ha podido cubrir sus necesidades presupuestarias), es objetable. Que lo califique de "práctica que pisotea nuestra soberanía", me parece algo exagerado, pero que lo tilde de "malévolo", dando a entender que estas condiciones son el sórdido fruto de algún plan maestro para empobrecer al Ecuador, me provoca sentimientos indefinibles localizados en el umbral de la indignación, la tristeza y la hilaridad. Su comprensión del mundo de las finanzas internacionales más parece sacada de textos de Perrault, Hans Christian Andersen o los hermanos Grimm, que de un análisis riguroso de la realidad.
Por último, el párrafo final de su artículo:
"Finalmente, la verdad es que, vistos los resultados del accionar tenebroso de las transnacionales, el ‘riesgo país’ como que debiera darse la vuelta, ya que los que arriesgamos nuestro futuro al aceptarlos como socios para la explotación de nuestros recursos naturales o el manejo de nuestros servicios, somos nosotros"
me deja sin palabras. En su maniqueo mundo de fantasía, lleno de tenebrosas multinacionales y angelicales funcionarios, parece no existir la información. En ese idílico, aunque analfabeto paraíso, los Gobiernos, cegados por el brillo de su propia santidad, no son capaces de revisar, siquiera vagamente, el historial de las Empresas con las que deciden embarcarse en arruinantes aventuras que comprometen el futuro de sus pueblos, y son víctimas propiciatorias de las hordas capitalistas, quienes, posiblemente en el tiempo que les queda libre tras llevar a cabo el sacrificio periódico de nuestras vírgenes en sus satánicos altares, se entregan, concienzudamente, a la tarea de corromper a nuestros arcangélicos gobernantes.
Resulta preocupante que historiadores de su larga trayectoria se empeñen, de una manera tan procaz, en distorsionar la realidad histórica. Realidad que, a todas luces, daría a entender que la mayor parte de los casos de corrupción gubernamental, tiene su origen en los tristemente populares “cariñitos” (léase coimas) que los funcionarios solicitan a las empresas aspirantes a adjudicatarias de contratos estatales y que, para nuestra vergüenza, muchas compañías multinacionales han preferido incluir dentro de los costos naturales que hay que asumir cuando se desea hacer negocios en estas latitudes.
De acuerdo con su relato de buenos y malos, parecería que sólo cupiese una posibilidad de corrupción: la originada e impuesta desde las multinacionales quienes, incomprensiblemente deseosas de incrementar sus costos, logran, supongo que usando poderes hipnóticos, que incorruptibles funcionarios acepten, segúramente forzados por las circunstancias a las que nos ha llevado la larguísima y negrísima noche neoliberal, embolsarse un tierno billete por debajo de la mesa. Solo con el uso de malas artes esotéricas se explica tal situación, ya que, en circunstancias normales, nuestros bienintencionados funcionarios, con paso firme en su camino a la beatificación, habrían denunciado los intentos de soborno desde su inicio.
En cualquier caso, dejando claro que condeno todo tipo de corrupción, venga de donde venga, su columna más pertenece al género panfletario propagandístico, tan cultivado por Goebbels en los años 30, que al periodismo de opinión, y por tanto, su publicación en un medio financiado con impuestos de todos los ecuatorianos resulta, cuando menos, éticamente reprobable.
Le solicito, en honor a los millones de compatriotas que financiamos, de manera obligatoria, El Telégrafo, que procure, aunque solo sea en homenaje a la figura de Benjamín Carrión, usar sus propios medios económicos para financiar la difusión de su ideario de ficción, y nos obsequie, a partir de ahora, columnas que basen su opinión en hechos contrastados.
Atentamente,
Juan Montalvo
le pido que no demore un instante más y DENUNCIE EN LOS JUZGADOS a los desalmados que aceptaron, sin duda presionados con un arma apuntando a sus cabezas, tan terribles condiciones crediticias. Adicionalmente, le solicito que me haga un préstamo de una importante suma de dinero, sin pedirme a cambio ningún tipo de garantía colateral, modalidad de préstamo que Ud. parece defender, y ya veré si le pago o no.
Que a Ud. le parezca excesivo pedir como garantía, para el pago de un préstamo, que se destine un porcentaje, por elevado que este sea, de los fondos provenientes de los EXCEDENTES petroleros (o sea: de lo que sobra después de que el Estado deudor ha podido cubrir sus necesidades presupuestarias), es objetable. Que lo califique de "práctica que pisotea nuestra soberanía", me parece algo exagerado, pero que lo tilde de "malévolo", dando a entender que estas condiciones son el sórdido fruto de algún plan maestro para empobrecer al Ecuador, me provoca sentimientos indefinibles localizados en el umbral de la indignación, la tristeza y la hilaridad. Su comprensión del mundo de las finanzas internacionales más parece sacada de textos de Perrault, Hans Christian Andersen o los hermanos Grimm, que de un análisis riguroso de la realidad.
Por último, el párrafo final de su artículo:
"Finalmente, la verdad es que, vistos los resultados del accionar tenebroso de las transnacionales, el ‘riesgo país’ como que debiera darse la vuelta, ya que los que arriesgamos nuestro futuro al aceptarlos como socios para la explotación de nuestros recursos naturales o el manejo de nuestros servicios, somos nosotros"
me deja sin palabras. En su maniqueo mundo de fantasía, lleno de tenebrosas multinacionales y angelicales funcionarios, parece no existir la información. En ese idílico, aunque analfabeto paraíso, los Gobiernos, cegados por el brillo de su propia santidad, no son capaces de revisar, siquiera vagamente, el historial de las Empresas con las que deciden embarcarse en arruinantes aventuras que comprometen el futuro de sus pueblos, y son víctimas propiciatorias de las hordas capitalistas, quienes, posiblemente en el tiempo que les queda libre tras llevar a cabo el sacrificio periódico de nuestras vírgenes en sus satánicos altares, se entregan, concienzudamente, a la tarea de corromper a nuestros arcangélicos gobernantes.
Resulta preocupante que historiadores de su larga trayectoria se empeñen, de una manera tan procaz, en distorsionar la realidad histórica. Realidad que, a todas luces, daría a entender que la mayor parte de los casos de corrupción gubernamental, tiene su origen en los tristemente populares “cariñitos” (léase coimas) que los funcionarios solicitan a las empresas aspirantes a adjudicatarias de contratos estatales y que, para nuestra vergüenza, muchas compañías multinacionales han preferido incluir dentro de los costos naturales que hay que asumir cuando se desea hacer negocios en estas latitudes.
De acuerdo con su relato de buenos y malos, parecería que sólo cupiese una posibilidad de corrupción: la originada e impuesta desde las multinacionales quienes, incomprensiblemente deseosas de incrementar sus costos, logran, supongo que usando poderes hipnóticos, que incorruptibles funcionarios acepten, segúramente forzados por las circunstancias a las que nos ha llevado la larguísima y negrísima noche neoliberal, embolsarse un tierno billete por debajo de la mesa. Solo con el uso de malas artes esotéricas se explica tal situación, ya que, en circunstancias normales, nuestros bienintencionados funcionarios, con paso firme en su camino a la beatificación, habrían denunciado los intentos de soborno desde su inicio.
En cualquier caso, dejando claro que condeno todo tipo de corrupción, venga de donde venga, su columna más pertenece al género panfletario propagandístico, tan cultivado por Goebbels en los años 30, que al periodismo de opinión, y por tanto, su publicación en un medio financiado con impuestos de todos los ecuatorianos resulta, cuando menos, éticamente reprobable.
Le solicito, en honor a los millones de compatriotas que financiamos, de manera obligatoria, El Telégrafo, que procure, aunque solo sea en homenaje a la figura de Benjamín Carrión, usar sus propios medios económicos para financiar la difusión de su ideario de ficción, y nos obsequie, a partir de ahora, columnas que basen su opinión en hechos contrastados.
Atentamente,
Juan Montalvo
6 comentarios:
...me gusta el manejo de tu blog.
Nos hacen falta más tribunas de estas para abrir los ojos de la gente.
Te puse entre mis links principales.
Agradezco tu comentario. Sólo intento mantener un cierto nivel de coordura intelectual en la maraña de propaganda mediocre que nos rodea. Agradezco mucho más tu link: viniendo del blog Top-1 Ecuador en blogalaxia, y con tus 140,000 visitas lo considero un salto cualitativo para la difusión de mi humilde esfuerzo. Confío en seguir contando con tus aportes.
Felicitaciones, me matas de la risa, si vieras la ignorancia como esta en todos los estratos, tengo amigos universitarios que creen en duendes, hadas y las buenas intenciones de los politicos de turno; ingenuos expectantes por el cambio, no saben que siempre se puede estar peor, asi votaron por el socialismo del siglo XXI, a pesar de todas las señales claras del chavismo, al final es solo nuestra culpa, o no?!
Gracias Anónimo. Espero contar con tus aportes. Esto recién empieza. Mi intención es crear un blog informativo pero entretenido y de buen nivel intelectual. Todos los comentarios son bienvenidos. Con el tiempo iremos incorporando detalles.
Existe muy buena critica en tu blog, sabes yo pienso que ya es hora de que dejemos de criticar (aunque constructivamente) y hagamos algo por ayudar a nuestro País a que salga adelante, estoy tratando de juntar varios “cibernautas” que busquen un dialogo constructivo, no importa su ideología política, lo que importa es que deseen un dialogo contractivo en el cual se vea una propuesta, para talvez entregarla cierto día a una Asamblea, o poder de turno, si estas interesado pasa la voz, pero solo a quienes de verdad les interese crear una especie de asociación “cybernauta” de criterio razonable y en busca de consensos. Si te intereso la propuesta responde a mi correo ( hugotrajesopinones@hotmail.es ) Recuerda que uno solo no se hace escuchar, pero dos o más si lo podemos hacer. “ya es hora de que salgamos los jóvenes”.
Estimado Morrison,
Cuanta conmigo para lo que necesites, a veces puedo sonar criticon, pero por supuesto, tengo ideas que aportar En cualquier caso, la mas importante es el concepto de LIBERTAD. Me temo que cualquiera de mis propuestas serian calificadas de Neoliberales por la actual clase dirigente y no tendrian muy buena acogida pero, que no se diga que no lo intentamos.
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