¡¡¡MAS MADERA!!!

Groucho, Harpo y Chico, contemplan complacidos como
el Ecuador se presta a firmar su Carta de Servidumbre

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Después de torturar mi piel con una irresponsable y playera exposición solar, fruto de la cual y gracias a haber mantenido los lentes de sol puestos en todo momento, conseguí imprimir un, muy poco agraciado, antifaz blanco sobre el rosado de mi rostro chapudito; regresé a Guayaquil. Fueron dos días maravillosos procurando mantenerme al margen del atolondrado mundo de la campaña electoral perenne a la que, el Correa ese, ha decidido someternos. Lo hubiera logrado de no ser porque, mientras adquiría unas nada despreciables centollas, de un tamaño que yo, personalmente, sólo había visto en Chile, un alma en pena había sucumbido a la presión mediática y escuchaba parqueado junto a la vereda del mercado, en la radio de una chevrolet que había visto, sin duda, mejores días, la parte final del sermón sabatino.

No pude evitar percibir la iracunda voz del roba ciruelas, echando leña al fuego de los acontecimientos acaecidos en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil hace ya dos semanas. Herido en la majestad de su vanidad, no contento con manipular la realidad que cualquier persona con un mínimo de respeto por su inteligencia conoce ya perfectamente, el paladín del doble discurso tuvo la ocurrencia de reconocer que la primera víctima de todo este asunto era “la verdad”.

Complacido con la locuacidad de su descubrimiento, decidió darle un respaldo incuestionable a la teoría del asesinato, atestándole a la verdad un par de certeras puñaladas en el hígado convirtiendo víctimas en victimarios, acusando con su acostumbrada verbosidad, al vicerrector Toscanini, y a los alumnos, de ser los causantes del fruto del terco empeño que pone, un servidor público, en ofender a los ciudadanos de nuestra República.

Parece que, además, en su encomiable y didáctico esfuerzo por estrechar los lazos con el pueblo venezolano, ha decidido importar nuevos vocablos, sin duda aprendidos en su reciente pleitesía al Sr. Chávez, y nos presenta, hoy, la palabra “Pitiyanqui”, un nuevo adorno verbal que añadir a su ya nutrido morral de improperios. Parece que ambos mandamases han decidido una nueva y curiosa forma de integración territorial, que más parece imperialismo neochavista: por si no fuera suficiente con importar el modelo totalitario del sistema político venezolano y adoptar una constitución redactada por trasnochados nostálgicos del marxismo procedentes de España, ahora importamos innovadores términos con que ofender a los ciudadanos.

CORREA: “¡Qué vergüenza! Ellos estuvieron allí, saben lo que pasó. ¿Cómo están formando a esos jóvenes? En la mentira, en la deshonestidad. Mauro Toscanini: este siempre ha querido ser rector, ¿verdad?. Por favor, Juan Carlos, Camilo, los ex…, Walter, los ex estudiantes de la Católica: TOMEMOS CARTAS EN EL ASUNTO: ESA GENTE NO PUEDE LLEGAR A RECTOR. Gente que, que niega la… ellos estuvieron ahí, saben lo que pasó, y ahora: a mentir… ¿Intento de asesinato? Para tratar de dejar impu… en la impunidad a los pobres niños ricos que quisieron apedrear al presidente de la República, porque ese era su capricho… ¡Déjennos apedrearlo, déjennos apedrearlos, déjennos apedrearlo! ¿Hasta Cuándo? Por favor. ¡Qué vergüenza! ¡Qué Pena!

Estos PITIYANQUIS, como les dicen en Venezuela, no podrán vencernos, compañeros. Aquí no permitiremos que se victimice, que se Asesine a la verdad. Demostraremos quienes son los mentirosos y como, en la forma más grotesca, y que pena que sea una Universidad y que sea mi universidad, los directivos de mi Universidad; cómo de la forma más grotesca se está asesinando, la primera víctima de estas cosas es la verdad; ¡se está asesinando a la verdad!”

Ignoro los motivos que llevan al mandatario a desviar la atención de los ecuatorianos hacia un tema que sólo puede perjudicar su decadente popularidad, de la misma forma que ignoro el mecanismo de los procesos mentales que me llevaron a recordar, justo en ese instante, aquella inolvidable escena del Clásico del Cine de Humor “Los Hermanos Marx en el Oeste”, donde, para poder mover más rápido un tren, Groucho solicitaba a gritos “¡Más Madera! ¡Es la guerra!”.

Aquella escena, como no podía ser de otra manera, terminaba con el tren hecho pedazos, ya que, para moverlo habían quemado toda la madera con que estaban construidos los vagones. Aquí, por lo que parece, están dispuestos a quemar todo el presupuesto que sea necesario para manipular a la opinión pública. El problema es que, me temo, que nuestra escena, cuando el dispendio sin control y el gasto exagerado nos lleven a la ruina económica del país, tendrá muy poca gracia.

Post Scriptum: ¿Cómo se cocina eso de tomar cartas en el asunto para que alguien no llegue a rector de una universidad privada? ¿Eso no es una amenaza? En fin.

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