PATÉTICA CAROL

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La columnista ¿o quintacolumnista? ecuatoriana ¿o antiecuatoriana? Carol ¿o baratol? Murillo ¿o paredcilla?, sigue utilizando el dinero de todos los ecuatorianos para lanzar sus, habitualmente alfombreras ¿o felpúdicas? soflamas gobiernistas, siempre a calzón quitado para facilitar su arrojo a la tarima con ese fanatismo groupie de su idolatría por el líder de la Revolución Ciudadana. Una auténtica talibán del correísmo que empercha, en el closet de su caverna, el uniforme camuflageado de guerrillera junto al burka verde limón.

El pasado 18 de Octubre, le dio por dirigir la mirilla telescópica de su encono fascistoide en contra de Yoani Sánchez, la bloguera de esa magnífica bitácora llamada Generación Y, donde con la inteligencia, frescura y desparpajo de que carece Carol, Yoani desnuda las infamias del régimen Castrista.

La funcionaria del stablishment correísta, a la sazón Subdirectora de ese pasquín panfletario, ese pozo sin fondo que costeamos entre todos los ecuatorianos (en el 2008 tuvo una pérdida declarada de $3,6 millones, a pesar de los auspicios del SRI, Ministerio de Cultura y resto de instituciones del Estado, que si no el panorama sería mucho peor) y que sirve de altavoz de los pseudo intelectuales carnetizados de servilismo, juntaletras, vendenalgas, acolitadores del tirano y resto de los polisacáridos edulcorantes de la franquicia castrochavista, facción Ecuador; en un ejercicio práctico de pornografía periodística, acusa a muchos libertarios de "estar canonizando sin el menor resquicio de análisis y contextualización de su actividad virtual" a Yoani.

Para demostrarlo, en una práctica habitual de asesinato de carácter, procura el desprestigio de la cubana lanzando conjeturas sobre el financiamiento y la calidad técnica del Generación Y. Por supuesto, no falta el socorrido recurso de intentar endilgarla prácticas comerciales "cachadas" por la cubana, con esa pestilente y enfermiza obsesión izquierdista por asociar contravalores al rédito económico (como si Carol no lucrara de sus batallitas tóxicas de opinión pública).

Nos comenta que es útil saber "de qué manera Yoani Sánchez costea su periplo por Internet" y también cuestiona el supuesto apoyo técnico "acceder a Internet requiere algo más que dinero: requiere de ciertos conocimientos tecnológicos y el despliegue de habilidades alcanzadas solo a través del uso y dominio de los códigos virtuales" que sin duda ha de recibir Generación Y.

Particularmente patética resulta la acusación al bloqueo, infaltable en el arsenal de cualquier progre que se precie de serlo, auténtica bula papal que les absuelve del pecado de defender a un asesino responsable de la muerte de, al menos, 18,000 Cubanos (algunas cifras llegan a 30,000) al que culpa de la carestía del acceso a internet en Cuba "porque el bloqueo encarece hasta el aire de la isla". ¡Cuánto descaro!

Tanta caspa panfletaria para llegar a la conclusión de que en “En el blog de Yoani Sánchez hay un icono que solicita donaciones. Y las donaciones llegan...”. Parece que a esta señora le molesta, como a cualquiera que prefiera el parasitarismo a costilla del resto de sus conciudadanos, sobre la donación libre y voluntaria, que Generación Y reciba financiamiento sin auspicio del Estado. También se siente especialmente ardida por los premios internacionales que recibe la bloguera cubana. Cuanta miseria en el corazón, ennegrecido de envidia y los celos, de doña Carol.

Toda su columna, llena de ponzoña enfermiza y toxina mediática, se quedaría en un acto de vileza panfletaria si no fuera porque las acusaciones rumiantes de la Murillo sobre la falta de "análisis y contextualización" de los que valoramos el trabajo de Yoani, se desvirtúan con la facilidad de un click .

Los que seguimos con atención la lucha por la libertad que un puñado de blogueros cubanos, como Claudia de "Octavo Cerco" o Miryam (alias EVA) de "Sin Evasión", realizan con el sacrificio, el ingenio y la valentía ausentes en el devocionario burócrata de la Subdirectora de El Telégrafo, sabemos cómo encuentran la complicidad en empleados de los hoteles internacionales que sí disponen de conexión, para engancharse a la red el tiempo suficiente para postear. Pero nada de eso es necesario porque, como mencionamos, la propia Yoani nos explica cómo lo hace.

Aparentemente, el "análisis y la contextualización" de la funcionaria gobiernista toparon con el Murillo de su pereza, o chocaron con la falta de rigor periodístico, que compite en tamaño con la ausencia de ética, en el equipaje de Carol: sólo así se explica que no fuera capaz de hacer un simple click. Si lo hubiera hecho, en el perfil de Yoani habría conocido que es gracias a la solidaridad de amigos de fuera de la isla que logra publicar sus posts. Sabría, también, que la informática, en especial la relacionada con el internet, es la especialidad de Yoani, quien, además de filóloga, es webmaster.

Pero ese ejercicio resulta demasiado pesado para la fiel cuelganotas al servicio de la revolución ciudadana. Ese tipo de esfuerzos titánicos de honestidad intelectual no son compatibles con los $3,750 mensuales de su sueldo en el periódico del correísmo, y Carol lo sabe...

Nota: Agradecimientos a nuestro lector L.E.T. por hacernos notar la infamia de la Sra. Murillo, personaje a la cual, por temas de higiene, preferimos no leer.

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