EL CHEERLEADER

Kirstie Alley de "Cheers", El Golpista y una amiga boliviana.

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Tenemos mucho que agradecerle al Correa ese. Todos los sábados nos obsequia con su generosa aportación al mundo del disparate, la soberbia, la desfachatez y la desvergüenza. Personalmente, me resultaría complicado encontrar razones y temas para postear los lunes si no bebiera de esa fuente inagotable de bufonadas sabatinas. La del sábado pasado, realizada desde El Carmen, provincia de Manabí, no podía ser la excepción.

Incansable en su empeño por superar los niveles de infamia acumulados hasta el día de hoy, y eso que el listón se encuentra muy alto, esta semana aprovechó para ahondar en su habitual doble discurso pero esta vez, tuvo la osadía de falsear la verdad en público sin ningún pudor.

Dejaremos para un próximo post el apartado de la manipulación de la verdad, y comenzaremos por escuchar las siempre edificantes palabras de nuestro amado líder, destacando una serie de perlas infaltables en cualquier antología del desprecio por el respeto debido al cargo de Presidente de la República.

CORREA: “Yo soy irónico, sarcástico, pero no soy vulgar, no soy soez. Yo no he dicho: “Ven para mearte, enano hijo de tal” ¿Verdad?. Y los que son Cheerleaders de ese tipo son los que nos quieren dar lecciones de moral y buenas costumbres. Fíjense la hipocresía de nuestros PELUCONES, la hipocresía de nuestra oligarquía, ¿no? Yo nunca he dicho: “Yo no me ahuevo, carajo” y los cheerleaders de Febres Cordero: Margarita Arosemena Gómez Lince y toda esa gente, son los que nos quieren dar clases de moral y buenas costumbres. ¡Cuanta hipocresía hay en los PELUCONES de nuestro país! ¡Cuanta hipocresía hay en la Oligarquía de Nuestro País! Cómo ya no tergiversan la realidad, LA NIEGAN.”

Hipocresía: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.” ¿Quién es el hipócrita?

Veamos cómo define la RAE el calificativo “Soez”: “bajo, grosero, indigno, vil.” Se le aplican las 4 definiciones del término, aunque dejaremos el calificativo de “bajo” para la próxima intervención. Resulta ciertamente “Grosero”, (descortés, que no observa decoro) usar el término Pelucón de forma despectiva una y otra vez. No encuentro, tampoco, dignidad alguna en el uso y el abuso de dicho término, peor si el que lo usa ostenta un cargo de servidor público.

Creo que limitarnos a calificar como “vil” el hecho de atacar a una mujer, que no tiene cómo ejercer una réplica al mandatario, quitándole su derecho a criticar la falta de educación en valores que el number one se ufana en demostrarnos cada día, sólo porque, según él, esta señora simpatiza con el pensamiento político de alguien que ha sido grosero en el pasado, es hacerle un favor al mandatario.

Demostrar tanto odio en contra de una mujer que es la Directora de una fundacion que tiene por objeto "Atender enfermos terminales e indigentes con cáncer de toda índole, diabetes, distrofia muscular, problemas cardíacos, V.I.H. positivo u otros", sin pedir nada a cambio, resulta ciertamente incalificable.

No recuerdo haber escuchado malas palabras de la directora de la Casa del Hombre Doliente. Llamarla “vieja pelucona” y acusarla de hipócrita por las acciones y las palabras de otros raya en la perversidad y en la infamia. Podríamos, bajo ese mismo patrón, referirnos al Sr. Correa como “Hijo de Mula”, y no estaríamos, siquiera, faltando a la verdad. Si resulta muy poco elegante y tremendamente injusto asociar a un hijo con los pecados de su padre, ¿qué se puede decir de criticar a una dama por los graznidos insensatos expresados por un tercero? .

Tampoco tendría mucho estilo calificarle de “Cheerleader del Castrochavismo”, a pesar de que, en reiteradas ocasiones, ha expresado su sincera admiración por el Coma Andante y su amigo el Golpista.



Siguiendo el esquema establecido por Correa Delgado, resultaría lícito referirnos a él como “Ese Cuatropelos”, en clara mención al preocupante avance de la alopecia temprana en su cabellera, y solamente estaríamos siendo irónicos y sarcásticos, pero no nos parecería correcto, ya que, posiblemente, no haya nada que Correa pueda hacer por evitar mostrarnos, bajo su adelgazante matita de ralo cabello, parte del cráneo cada vez que inclina su cabeza. De la misma forma que no es mérito suyo haber nacido con ojos verdes, tampoco podemos culparle de sus problemas capilares. No sería noble burlarse de un problema físico inevitable para el Sr. Correa. Eso sería un comportamiento infantiloide, propio de cobardes acomplejados, carentes de argumentos intelectuales para el debate y la crítica, y sin altura ética o moral para expresarnos en público.

CORREA: “…para tener elecciones, se postulan Carlitos Vera, se puede lanzar para candidato, de binomio: Jorge Ortiz; y de Jefe de Campaña: Emilio Palacio… El Partido de los Pitufos, ja,ji,ja,ji,ja,ja …"Los Pitufos al Poder” ese es el slogan. “Los Pitufos al Poder” ¿ya?... y vamos a ver cuántos votos sacan.”

Es Ud. todo un estadista, Sr. Correa. Un ser humano de grandes valores. Todo un ejemplo para la juventud de nuestro país. Un modelo a seguir: lo que todos queremos enseñarles a nuestros hijos. La estatura moral que demuestra es sólo comparable a su elevadísima calidad como mandatario.

Utilizar una característica física de otro ser humano para humillarle, hacer mofa y escarnio de él es, sin duda, una muestra del estercolero mental, la sucia intolerancia, y la purulenta podredumbre que llenan el alma de la persona que lo hace. Ofender en público sin la presencia de los ofendidos, a par de una bajeza ruin, es una cobardía sólo comparable a pedir que 400 se enfrenten a 50. Hacerlo mientras se ejercen funciones como Servidor Público debería ser motivo de destitución inmediata.

Si tuviera un gramo de vergüenza en su cuerpo, debería pedir disculpas y abandonar de inmediato su cargo. Si este tipo de comportamiento lo exhibiera cualquier político de derechas, el mismo Correa estaría incendiando el cólera de unos cuantos forajidos empujándoles, desde una prudente distancia, eso sí, a tomar Carondelet.

Les sigo preguntando a todos los votantes de éste señor: ¿hasta cuándo van a seguir permitiendo este tipo de comportamiento en su líder? ¿Hasta cuándo van a seguir con la venda en los ojos? Todo lo que queríamos eliminar de la puerca vida política de nuestra maltrecha República, lo está multiplicando por 10. ¿A éste Señor le van a entregar, con su voto favorable, todos los poderes para que él decida que hacer con sus vidas? ¿No queda siquiera vergüenza en este país?

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