EL INFIERNILLO COHERENTE: LOS ACTOS DE PROPAGANDA MEDIATICA DE CORREA

Un amigo libertario me envió el link a la noticia aparecida en El Universo de hoy. Rafael Correa, en un acto simbólico, derrumbó, con certeros golpes de martillo pilón, el infame “infiernillo”, la celda de castigo donde se torturaba cruelmente a los presos en la cárcel de Esmeraldas. Se trataba de una estancia de 1,20 metros de ancho por 1,40 metros de largo donde metían, según cuentan, “entre siete y ocho internos al mismo tiempo, los que permanecían en condiciones infrahumanas y en ocasiones los mantenían hasta tres días encerrados, sin poder moverse y parados debido al reducido espacio.”

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Se me llenaba el pecho de orgullo. ¡Por fin! ¡Por fin una noticia sobre Rafael Correa que voy a poder comentar alabando al Presidente! Cualquier paso a favor de los derechos humanos y en contra de la tortura: cuenten conmigo. Ese tipo de atrocidades, curiosamente engendradas en el útero del abuso de poder, debe extirparse de raíz.

Por eso me apena que un acto de tanto contenido emotivo, un evento de tan profundo simbolismo, se mancille con el artificio propagandístico electorero y banal de un montaje escénico. Aparentemente, el cuartucho que el Economista Correa, cual dios escandinavo, martillo en mano, derrumbó, no sólo no era el auténtico infiernillo, sino que se trataba de una edificación levantada unas horas antes con el único propósito de ser derrumbada por el mandatario. Patético.

Desconozco cuál puede ser la justificación para hacer que el erario público financie una construcción, por barata que haya sido, para ser destruida en un acto público. Supongo que resultaba más mediático que un paseo por las ruinas y un discurso breve sin pretensiones de campaña. Imagino que el posterior vídeo será presentado en el acostumbrado resumen de actividades en Cadena Nacional, seguido de la imagen de un joven cenando en su comedor de clase media asintiendo con orgulloso gesto de aprobación.

Momento verdadero en que se tumbó en infiernillo dias antes de la pantomima presidencial

Este es el Presidente que, en uno de sus enlaces sabatinos, despotricaba en contra de la celebración de los populares concursos de Reinas, tan típicos de nuestros colegios, eventos y fiestas patronales, porque se trataba de educación en contravalores; el mismo Presidente que pedía que los niños de las escuelas no debían gastar en uniformes para desfilar en honor a las fechas simbólicas de la Nación (supongo que prefiere que, para honrar la memoria de los que dieron su sangre luchando por nuestra libertad, los alumnos de nuestras escuelas desfilen en jeans y minifalda mientras, en lugar de marcialidad y orden, se marcan un “meneaíto”, acompañado de una “lambada” en plan sambódromo brasileiro); este Presidente prefiere gastar en construir una pequeña celda, para quedar bien en la foto al destruirla. Un gran ejemplo de la educación en “anti-contra-valores” que procura para nuestra juventud.

En realidad, me puedo creer que estemos ante un nuevo episodio de burócratas intentando hacer méritos para quedar bien ante el líder supremo, y que Rafael no sabía nada del asunto. Sin embargo, conociendo la afición de este gobierno por crear escenarios falsos, cómo atribuir al liberalismo los problemas del país, o culpar al “bobo aperturismo” de la inflación que ellos generan, no puedo sino rendirme a la evidencia y afirmar que, este acto simboliza con exactitud la coherencia ideológica y programática del Gobierno de la Revolución Ciudadana.


Otra cosa no tendrán, pero coherencia, toda.