VISITANTES ILUSTRES (1)

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Al tiempo que escribo estas líneas, Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, debe estar ya en Carondelet, en una de esas visitas que se han dado en llamar “relámpago” por imprevistas y fugaces aunque en este caso, el calificativo se explicaría mejor por el carácter tormentoso del evento meteorológico.

Imagino que la cortesía presidencial habrá tenido el detalle de agasajar a tan ilustre huésped acompañando lo más granado de nuestra gastronomía serrana con unos platos típicos nicaragüenses, a fin de hacer sentir al convidado como en casa. Puedo adivinar que, dada la conocida predilección mantelera de nuestro ejecutivo, pieza de tejido que igual les sirve para cubrir una mesa que para cobijar diputados a la salida de restaurantes, habrán decidido estrenar uno nuevo para la ocasión, mientras enmarcan a modo de homenaje histórico para la posteridad, el que guarda orgullosas manchas de finísimos jugos cárnicos vertidos en el acaloramiento de la histórica reunión donde los miembros del buró gobernante decidieron ejecutar la incautación de las Empresas del Grupo Isaías.

Los Comensales de Carondelet posíblemente admirando el histórico mantel

Casi puedo saborear el "Baho", ese rico guisado nico que transforma la dura cecina en manjar apetecible tras 3 horas de lenta cocción con plátano verde, maduro, yuca y otros regalos de la tierra; el sabroso "guiso de pipianes" o el aguerrido “Indio Viejo”. Como postre, no quisiera pensar que escasearon las infaltables “manuelitas” de queso y canela, o los buñuelos al estilo casero. En esto de ser anfitriones, más vale pecar por exceso que por defecto, que no nos vayan a acusar de amarretes.

Entre plato y plato, con la agradable compañía de los hermanos Alvarado, y Alexis Mera, libretita siempre a mano, atento por si hace falta apuntar alguna cosa, Danielito revelará por fin el motivo de su inesperada visita. Se me antoja que, si fuésemos malpensados, podríamos intuir que el antiguo guerrillero viene a conocer de primera mano y sin intermediarios, cómo se realizan operaciones del calado de la ejecutada, la semana pasada, por el Gobierno Correísta. Hace tiempo que le tiene echado el ojo a los Lacayos y Chamorros Managüenses, y sobre todo, no le importaría agarrar del pescuezo corporativo y bancario al Grupo Pellas quien, según Ortega, sería beneficiario de la política de Arnoldo Alemán y la deuda pública creada en ese gobierno para evitar el colapso del sistema bancario Nicaragüense de finales del siglo pasado. En estas condiciones, qué mejor que pedir el manual de instrucciones Correísta con todos los detalles del paso a paso intervencionista incautador. Expertos como son todos los gobiernos del bloque bolivariano, en imitar guiones políticos, para que inventar el agua tibia tratando de ser originales: mejor usemos los modelos establecidos y exitosos, sobre todo si son populistas.

Supongo que, de ser este el caso, le explicarán como pedir renuncias de ministros que se nieguen a firmar actas que pudieran estar faltando a la verdad, o la necesidad de bendecir lo actuado por un organismo plenipotenciario de amenaza a los jueces, no vayamos a tener que meternos en el cenagoso pozo de actuar dentro de la legalidad. No se olvidarán de subrayar con resaltador fluorescente, la necesidad de, en caso de incautar medios de comunicación, no olvidar enviar, junto al nuevo administrador, un infatigable director de noticias que modele la nueva línea editorial de dichos medios.

Ya de sobremesa, incorporando a la velada a Ricardo Patiño para que, con los arrullos de su voz aterciopelada, amenice la ocasión recordando al inmortal J.J. o entonando a Mejía Godoy y los de Palacagüina (uy, no, mejor esos no que ya no son bienvenidos en los boscosos apéndices auriculares del Coronel Ortega, vaya lapsus…), podrán degustar finos bajativos que siempre mejoran el gustito amargo del café recién pasado.

Con todos los documentos en carpeta, partirá ufano y goloso el Presidente Nicaragüense, dispuesto a repasar los papeles en alguna de las mansiones que la nueva oligarquía sandinista, liderada por el propio Ortega, tiene en las exclusivas zonas peluconas de Villa Fontana, Las Colinas y Los Robles.

Mañana, vendrá Chávez, y tendremos un nuevo post en el blog.

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