jueves, 29 de enero de 2009

CORREA CHIGURTH - NO COUNTRY FOR OLD FRIENDS


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Una ruma con posters de campaña de Carlitos Alvarado, puño alzado (el izquierdo, claro), blusita bordada, a la moda “president”, (pero con cuello: para disimular), sonrisa llena de dientes y mirada al infinito, crepitaba al consumirse en la improvisada hoguera post primarias. En el recuerdo, al ritmo de La Bamba (¿habrán pagado derechos a los herederos de Ritchie Valens?), el jingle aquel de “Carlos y Beto: Binomio de Respeto”. Un colaborador cercano, con lágrimas en los ojos, se esforzaba por conservar en la memoria aquellas risas de los primeros días cuando, con innegable originalidad y buen gusto, eligieron la frase de campaña, descartando alternativas, menos lustrosas, como “Beto y Carlos: Binomio de Petardos” o “Con Carlos y Beto: si te agachas, te la m…”

$3 millones al tacho de la basura.
Las “Manos Limpias”: zarpas hediondas de uña mugrienta pero afilada; las "Mentes Lúcidas": idiotas descerebrados incapaces de organizar, decentemente, un evento con tan abultado presupuesto; los "Corazones Ardientes": carbonizados de tanta negrura.

El mandamucho necesitaba salir airoso de tal descalabro, y nada mejor que una dosis, en vena, de ira presidencial. Los candidatos eran muchos, pero Carlitos, la verdad, se lo puso regalado. ¿Qué mejor chivo expiatorio que el hermano de uno de los miembros del buró? Sentamos un ejemplo y nuestra imagen sale reforzada del entuerto. Así que, cuando Carlitos se puso a tiro, la uzi presidencial descargó hasta la última bala de su cremallera.

Lo cierto es que la candidatura de Carlos Alvarado nunca fue vista con buenos ojos desde Carondelet. La popularidad de Vinicio, elogiado por afines y hostiles por igual, empieza a resultar incómoda. Un hermano en la Prefectura del Guayas inclinaría la balanza de poder más allá de lo que el sátrapa desea. Además, el mini programa electoral de Alvarado, que incluía frases como “Apoyar fuertemente a la empresa privada”, además de una "reintegración de Santa Elena vía Art. 245" nunca le hizo gracia y hasta resultaba sospechoso.

De las 3 candidaturas, fue la que menos apoyo Presidencial recibió. Aminta, aunque carecía de un programa decente, era la candidata de las bases (estamos esperando que un conocido bloguero Aliancista se prenda a lo bonzo en cualquier momento). La tibia defensa sabatina de “la caderona”, ante los altercados frente a la prefectura, Lapentti embalconado incluido, siendo una oportunidad de oro para atacar al cuco socialcristiano, fue un agravio comparativo intolerable después de la aparición, cantando a pleno pulmón, junto a Pierina durante la entrega de Casas en Nobol.

Casi sin despeinarse, Correa eliminó toda evidencia de fraude, pucherazo y tongo (según León Roldós: “papeletas alteradas, estudiantes que uniformados fueron trasladados a votar y luego a “un momento de diversión”, presiones a los padres que aspiran a matricular a sus hijos en la Costa y amenazas de no entregar de bonos de vivienda a quienes no concurrieran a votar en tales primarias”) calificándolas como “errores de buena fe”. Demostrando más cintura que Lio Messi, sorteó cualquier lodazal que pudiera salpicarle, apaciguando cualquier intento de subversión o alzamiento de voz discordante, exponiendo la cabeza sangrante del hermano de Súper Vinicio ante los atónitos y atemorizados ojos de los aspirantes a cualquier cargo revolucionario.

Aminta, otra de las damnificadas al no poder presentar su candidatura, aparentemente, a ninguna otra dignidad para los próximos comicios, es un personaje fácilmente reciclable en cualquier cargo de aspecto cultural. Problem Solved.

Debo reconocer que ni he visto las imágenes donde, al Sr. Carlos Alvarado Espinel, le da por mencionar a la familia de un policía, peor aquellas donde acusa de fraude a los organizadores de las primarias. Sin embargo, su salida es un ejemplo más del esperpéntico nivel de caudillismo que se maneja en esa tienda partidista.

Carlos Alvarado Espinel, hermano de SuperVinicio, es la última víctima del Correísmo Extremo. Correa hace y deshace a su antojo. Maneja el partido, y el País, al flagelo de su fusta: implacable y despiadado con cualquiera que se salte un solo renglón del guión preestablecido por su majestad. De nada sirven méritos y pleitesías pretéritas. Cómo si fuera Antón Chigurth, una vez que él determina que tu suma no multiplica, no existe fuerza en el Ecuador capaz de librarte del cadalso Correísta.

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