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martes, 24 de junio de 2008

RENUNCIA DE ACOSTA: ¿SACRIFICIO, ESPANTADA ó PATEADA DE POSADERAS?

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Se le vio relajado, jovial, yo diría que incluso alegre. Con el gesto de Atlas recibiendo en sus hombros, después de haber soltado la bóveda celeste, el relajante masaje de una geisha, Alberto anunciaba que había puesto su renuncia al cargo de Presidente de la Asamblea Constituyente. Mientras tanto, en la Sultana de los Andes, Rafael ocultaba su mirada bajo unas gafas de diseño al más puro estilo Keanu Reeves en The Matrix, que no se quitó ni siquiera en el interior del salón de actos donde Presidía, solemne, algún evento de importancia para la bella capital de Chimborazo. Su médica excusa, argumentando no sé qué problema en el ojo izquierdo, invitaba a elucubrar sobre una posible relación del uso de tan singular accesorio ocular, con los hechos que acontecían en Montecristi.
Desde que, gracias al blog de El-Federalista, me enteré de la noticia, sentí la tentación de publicar un post inmediato en Ecuador sin Censura, pero, mi predilección por el comentario sosegado me invitó a dejar pasar un tiempo prudencial antes de emitir criterios.
Visto lo visto, pasadas 24 horas de la noticia, uno quisiera haber tenido la ocasión de presenciar la conversación que, a buen seguro, tuvieron Alberto y Rafael, esos inseparables compañeros de innumerables lides políticas, inquietos cofundadores de la Revolución Ciudadana. Imagino los duros, quizás sollozantes, momentos de insomnio posteriores, que sin duda no ayudaron a la pronta mejoría del “mal de ojo izquierdo” que sufría el líder. Los vivos recuerdos de aquellas conferencias en la FLACSO y los artículos compartidos en la revista Iconos defendiendo y planeando la desdolarización, la primera vez que conversaron, henchidos de gozo, sobre la lectura de los sagrados textos de Eduardo Galeano, los pósters del Che, los cánticos patrióticos, todo aquello se habría perdido.

Sin embargo, una vez evaluada la cuestión, daría la impresión que lo que hemos presenciado pudiera corresponder a uno de tres posibles escenarios:

El ESCENARIO DEL SACRIFICIO
Bajo esta premisa, el Economista Alberto Acosta, asume valeroso su condición de mártir revolucionario y, recogiendo el heroico testigo de Abdón Calderón, acribillado por certeros balazos opositores, decide, con intrépido paso al costado, ponerle pecho a las balas como escudo protector del futuro documento constitucional. Sólo falta la carta de Antonio José de Sucre a Bolívar proponiendo honores a título póstumo.

EL ESCENARIO DE LA ESPANTADA
Coherente con su incorruptible conciencia, intuyendo la debacle, no solo olfateando una posible victoria del NO, sino aterrorizado ante la posibilidad de una victoria del SI a un texto abominable, incoherente y empobrecedor, incompatible con el progreso económico del país: el Economista Acosta decide apartarse de la vía antes de que el imparable tren de la historia le llegue a juzgar como el responsable de tan nefasto documento. De esta manera, encumbrado tanto por partidarios como por detractores, con el prestigio intacto o incluso reforzado, se cuelga la etiqueta de “EXCESIVAMENTE DEMOCRATICO” y sale, vitoreado y a hombros, del ruedo de Ciudad Alfaro.

EL ESCENARIO DE LA POSADERA PATEADA
Harto de ver como su popularidad decrece, el Economista Rafael Correa, seguro de no tener nada que ver con su repentino hundimiento en las encuestas de credibilidad, empieza a otear culpables por todas partes. En algún momento se le pasa por la cabeza la teoría, no sabemos si susurrada al oído por alguno de los aduladores del núcleo duro, de la conspiración desde dentro. Nadie puede hacer quedar como idiota al presidente: El mundo, girando gracias a su enorme capacidad de sacrificio, no puede dejar de creer en su líder, el elegido (ahora entiendo las gafitas a lo Neo), así que, muy al estilo de los emperadores romanos quienes, sumidos en su propia paranoia, decidían ajusticiar a sus propios familiares, potenciales candidatos a sucederle y, por tanto, de indudable naturaleza conspiradora, decide que el momento del relevo del compañeriro ha llegado. En este escenario, disgustado por la repetitiva aparición de Acosta en tribunas periodísticas (Carlos Vera, Revista Vanguardia, etc.) específicamente prohibidas por el jefe supremo, blandiendo su hacha demoledora, todavía con restos de aguerridos almirantes petroleros, Rafael habría reunido al grupo de los más leales para solicitar en bloque, la renuncia de Alberto. Este último, confiando en la remota existencia de lealtad asambleísta, presenta su dimisión, sin carácter irrevocable, pero todos asumen, cerrando filas con las directrices de Carondelet, que sí lo era: camino libre para el paquetazo constitucional.

Ahora sí, no hay duda: soltado el lastre Acostista, con 500 artículos por aprobar, 32 días es tiempo de sobra, es más, mejor se toman un par de días extra debatiendo quien sustituye a quien, que total, ya no hay prisa.

¿Cuál creen Uds. que ha sido el escenario que más se parece a la realidad?

(*) A petición popular (gracias por los mails) ahora ya pueden bajarse los audios de los post a su Ipod, Mp3 Player, PC ó Mac. Sólo tienen que visitar la web de nuestros PODCAST: http://ecuadorsincensura.podbean.com/ Incluso pueden suscribirse. Seguimos mejorando el Blog. Pronto más novedades. Permanezcan atentos.
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