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Ante unas declaraciones, sin duda desacertadas, del Ministro de Defensa Colombiano en las que se quejaba de la falta de cooperación del Gobierno Ecuatoriano en el tema de la lucha contra los terroristas de las FARC, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha emitido un comunicado oficial en los siguientes términos:
“El Ministerio de Relaciones Exteriores concluye que las declaraciones del señor Santos reafirman, una vez más, la falta de seriedad de Colombia en su disposición a mejorar el clima de confianza entre los dos países.”
Ciertamente, a tenor de los últimos acontecimientos conocidos sobre enfrentamientos con insurgentes Colombianos y el desmantelamiento y destrucción de campamentos rebeldes encontrados en tierras Ecuatorianas (aunque no se tiene noticia de detención alguna de guerrilleros), junto con la visita oficial a Irán dónde, entre otras cosas, el Presidente ha mostrado su interés por adquirir armamento y tecnología militar, específicamente unos radares, para mejorar nuestra capacidad operativa en la frontera norte, las declaraciones del Sr. Santos son inoportunas. Merecen mi crítica y un comunicado de Relaciones Exteriores porque NO CONTRIBUYEN a mejorar las relaciones entre ambos países ni acercan posturas para hacer más próximo el deseable restablecimiento de unos muy deseables canales de comunicación diplomáticos entre dos países hermanos y tradicionalmente aliados.
En ese sentido elevo yo también desde este blog mi protesta contra las declaraciones del mencionado funcionario.
Sin embargo, y a riesgo de parecer puntilloso, creo que la respuesta del ministerio no ha sido la más apropiada. Primero porque, como se aprecia en el párrafo, se sigue mencionando al país y no a sus funcionarios. Hubiera sido más apropiado hacer una crítica contra el funcionario o contra el Ministerio que dirige, o incluso contra el Gobierno de Colombia, pero decir que esas declaraciones “reafirman, una vez más, la falta de seriedad DE COLOMBIA…” resunta muy desatinado.
Igualmente, hablar de “falta de seriedad” por mejorar el clima de confianza entre los dos países no es acertado. Peor si tenemos en cuenta que el Sr. Presidente Rafael Correa se ha referido en términos burlones y despectivos contra el Sr. Uribe en muchas ocasiones y por ende, estaríamos acusando al Sr. Santos de hacer algo que realiza nuestro Presidente. En concreto, como ejemplo, podemos poner las declaraciones hechas durante una entrevista a la prestigiosa revista liberal francesa “Politique Internationale” en Agosto de este año. Son declaraciones realizadas tiempo después del infame episodio de Angostura, posteriores a las disculpas solicitadas por el Gobierno de Colombia, y aparentemente aceptadas en su momento por el Presidente Correa, en la reunión de la OEA. Reproducimos el clip de audio, para que no quede ningún resquicio de duda:
Periodista: “Si estuviera en los zapatos de Álvaro Uribe, ¿qué…”
CORREA (interrumpe): “ZAPATITOS”
Periodista se ríe: “¿Qué propondría Ud. como estrategia contra las FARC?
CORREA: “Nosotros siempre hemos privilegiado la vía del diálogo, no la vía de la fuerza. Lo hemos dicho: Cuenten con Ecuador para tratar de resolver el problema colombiano, pero siempre que sea una vía de paz, de diplomacia, de arreglo pacífico. Jamás la vía de las bombas, de las balas, de la muerte…”
Sinceramente no se cual será el concepto de “seriedad” que manejamos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero comparadas con las declaraciones de Santos, esto de los “Zapatitos” no me parece un ejemplo de comentario “Serio”.
Creo que es el momento de limar asperezas y dar un primer paso abierto, público y sincero, de acercamiento entre los dos gobiernos. Demostrémosle a Uribe nuestra verdadera intención de acercamiento y apoyo a favor de la paz. Que el ofrecimiento de Correa no se quede en palabras. Tengamos la voluntad política de tomar una postura digna y de ejemplo dando ese primer paso. Si el Gobierno de Uribe lo rechaza, se pondrá en evidencia una posición contraria a resolver el impasse diplomático. Eso sí, olvidémonos de “Zapatitos” y otras ironías que, a pesar de la jocosa reacción de la periodista, no tienen ni la más remota gracia.
